lunes, 11 de enero de 2010

Huesos artificiales de madera

Un grupo de científicos del Laboratorio Istec de Biocerámica de Bolonia, en Italia, ha creado huesos artificiales de madera para ser implantados en seres humanos. De momento, sólo los han probado en ovejas.

Estos científicos han sido capaces de crear un hueso de madera muy parecido al humano con madera ratán, según estos científicos, la más adecuadas para fabricarlos.

Aunque para que se asemeje al tejido óseo debe sufrir un proceso de trasformación. Primero, cortan los tallos del ratán en piezas pequeñas. Después, los traazan en pedazos aún más pequeños para someterlos a un proceso químico. consistente carbono y calcio. Luego, vuelven a colocarlos en otra máquina donde se les somete a gran presión y se les inyecta una solución de fosfato. Esperan diez días y la madera de ratán ya está lista para usarse como un hueso. Evidentemente, deberán adaptarlos a la zona y "tallarlos" según el hueso que se quiera sustituir. Este hueso artificila es además poroso, lo que permiete que la sangre y los nervios puedan circular por él.

martes, 5 de enero de 2010

La existencia del punto G en tela de juicio

Un grupo de investigadores del King`s College de Londres, en el Reino Unido asegura que el punto G de las mujeres no existe realmente después de haber hecho un estudio en 1.800 mujeres y no haber encontrado pruebas físicas de su existencia. Además, concluyen que puede ser un mito estimulado por las revistas femeninas.

El punto G es una zona erógena que se sitúa en la parte frontal de la vagina. En este estudio, publicado en la revista médica The Journal of Sexual Medicine, han participado parejas de hermanas gemelas o mellizas, que al ser preguntadas por la presencia de su punto G, ninguna ha coincidido en su respuesta pese a su similitud, en el caso de las mellizas, y su igualdad, en el caso de las gemelas. Así, estos científicos aluden que, en el caso de las gemelas, no encontraron una respuesta positiva de ambas partes.


Por otra parte, también contravienen aquellos argumentos que postulan que la dieta o el ejercicio ayuda a conseguir el punto G, pues según ha declarado Tim Spector, uno de los autores del estudio, para la cadena británica BBC, “es virtualmente imposible encontrar rastros reales”. En este sentido, Andrea Burri, también autora de este trabajo, denunciando que “es bastante irresponsable reivindicar la existencia de una entidad que nunca ha sido probada”.